¿Son los diamantes de laboratorio más éticos?
Hay un gran debate sobre la sostenibilidad de los diamantes de laboratorio, y sobre son realmente verdes y éticos.
Aunque hay muchos que consideran que esto es un hecho, la realidad es que los diamantes de laboratorio necesitan una enorme cantidad de energía para producirse. Y aunque puede ser difícil medir la huella de carbono de un diamante individual, los expertos han hallado que la mayoría de las piedras producidas en laboratorio usan una gran cantidad de energías no renovables.
Una investigación llevada a cabo por el Consejo de los Diamantes Naturales (Natural Diamond Council) reveló que los diamantes de laboratorio emiten de media 3 veces más gases de efecto invernadero que los diamantes de minería (511 kg por quilate, comparados a los 160 kg de los diamantes naturales). De toas formas, es importante tener en cuenta que esta investigación fue puesta en marcha por grandes compañías mineras, pues al fin y al cabo la minería de diamantes naturales también tiene un claro impacto medioambiental.
Para medir la huella de carbono de cada quilate de un diamante, sea este natural o de laboratorio, hay que tener en cuenta un amplio rango de factores que toman lugar. Esto incluye el tipo de maquinaria usada, el origen de la energía utilizada, los métodos de extracción, al igual que el país en el que el diamante es producido.
Estas variables hace que la información sea incierta y conflictiva. De hecho, este tipo de investigaciones pueden llevar a confusiones e inexactitudes, razón por la cual es crucial que tanto los productores de diamantes naturales como los de diamantes de laboratorio traten de trabajar de maneras más sostenibles.
Aunque la sostenibilidad es algo que tiene que ver con el medio ambiente, también busca proteger a las personas y su forma de vida. Una de las principales críticas de la producción de diamantes de laboratorio es que no consigue mantener el empleo y el crecimiento económico en los países productores de diamantes. Países como Botswana se han beneficiado ampliamente de la minería del diamante. Desde que abrieran su primera mina en 1967, Botswana se ha convertido en una de las economías de crecimiento más rápido en el mundo, y ha conseguido mejorar el nivel de vida de su población mediante la educación, la salud y las nuevas infraestructuras.
Por otro lado, es más fácil rastrear el origen de un diamante de laboratorio y, a diferencia de las gemas naturales, se puede ofrecer mayor transparencia en relación con el respeto a los derechos humanos y las condiciones laborales de los trabajadores.